domingo, 23 de mayo de 2010

Un faquir sufí en el trono del rey


Un faquir sufí se sienta en el trono del Rey y el Primer Ministro le pregunta:

¿Tú qué haces ahí, crees que eres más que un ministro?

No, soy más que eso.

¿Acaso te crees el Primer Ministro que soy yo?

No, soy más que eso.

¿Acaso te crees ser el Rey?

No, soy más que eso.

¿Entonces te crees ser Dios?

No, soy más que eso.

Más que Dios no hay NADA.

Justamente yo soy esa NADA.


Ramesh Balsekar

domingo, 16 de mayo de 2010

Ver directamente


Un joven buscador de la sabiduría espiritual fue aceptado como discípulo por un Maestro. El sabio le nombró su asistente personal. Tras unos cuantos meses, el joven se quejó de no haber recibido instrucción hasta el momento. El sabio estaba sinceramente asombrado. “¿Qué quieres decir? –dijo el maestro- ¿No me comí el arroz cuando me lo trajiste? Cuando me trajiste el té, ¿no me lo bebí? ¿Cuándo he descuidado tu instrucción?”. Como el joven estaba totalmente perplejo, el sabio le explicó: “Cuando quieras ver algo, lo has de ver directamente. En cuanto empieces a pensar en ello, lo perderás”.

“Cortando crisantemos junto al cercado del Este;
Mirando en silencio las colinas del Sur;
Los pájaros volviendo al nido en parejas
En el suave aura de las montañas al atardecer.
Estas cosas tienen un significado profundo,
Pero cuando queremos expresarlo
Súbitamente olvidamos las palabras”.

Ramesh Balsekar

domingo, 2 de mayo de 2010

Huang Po:


Una percepción, tan
repentina como un pensamiento, de que
el sujeto y el objeto son uno conduce a
una comprensión silenciosa, misteriosa y
profunda; a través de esa comprensión,
despiertas a la verdad de Chan.

Huang Po

sábado, 1 de mayo de 2010

Abrid vuestra propia casa del tesoro



Daiju visitó al maestro Baso en China. Baso preguntó “¿Qué estás buscando?”.
“Iluminación” replicó Daiju.
“Tienes tu propia casa del tesoro. ¿Por qué buscas fuera?”, preguntó Baso.
Daiju preguntó: “¿Dónde está mi casa del tesoro?”.
Baso respondió: “Lo que estás preguntando es tu casa del tesoro”.
¡Daiju estaba encantado! A partir de entonces, decía continuamente a sus amigos: “Abrid vuestra propia casa del tesoro y utilizad sus riquezas".